En
un interesante artículo periodístico se señala que expertos
puntualizan que el habla de la ciudad más importante de España, en
el siglo XVI, pudo haber dado origen al castellano latino que,
posteriormente continuó extendiéndose y ramificándose.
Aun
aceptando que la influencia del habla sevillano sobre el español de
América ha provocado (y lo seguirá haciendo) cierta polémica
siempre, ya que en la actualidad es difícil negarla, de hecho,
parece que hay los suficientes indicios como para afirmar que, desde
una perspectiva histórica, es la norma lingüística sevillana la
que se extiende a América y no otra.
La
justificación a esta aseveración se basa en la enorme relevancia
política, comercial, económica y cultural de la que disfrutaba la
ciudad de Sevilla en aquel momento (especialmente en el siglo XVI,
cuando era la ciudad peninsular más importante de España), ya que
dio lugar a que sus usos lingüísticos adquirieran una gran
reputación y propiciara la expansión de una lengua española
renovadora y con mayor empuje social.
Respecto
a ello, incluso, hay autores que se atreven a afirmar que la
diversidad de normas que posee el idioma español se reducen
únicamente a dos: la castellana y la sevillana y, es precisamente
ésta última la que viaja al otro lado del Océano Atlántico, ya
que la ciudad de Sevilla tenía el privilegio de ser puerto de
entrada y salida hacia los territorios americanos.
Incluso,
por una cuestión demográfica, ya que la mayoría de los colonos que
viajaban al Nuevo Mundo provenían de la ciudad de Sevilla y de otras
partes de Andalucía, aunque a su vez, a pesar de proceder de otras
ciudades del resto de España, pasaban un largo tiempo en la ciudad
sevillana antes de embarcar hacia tierras americanas, por lo que
adquirir el acento les resultaba prácticamente inevitable.
Lo cierto es que más allá de
polémicas suscitadas alrededor de este tema y, más sobre la teoría
andalucista aparte, lo que parece claro es que tanto la conquista
como la población de América se harían (al menos en un primer
momento y en su mayoría) en “castellano sevillano”, con las
facilidades y ventajas articulatorias que conllevaba, en una época
en la que el prestigio de Sevilla no tenía competencia.
Aunque,
lógicamente, en América se fueron introduciendo lentamente con el
correr del tiempo sus propias variables lingüísticas que han hecho
que, a día de hoy, resulte (en muchos aspectos) diferente al idioma
español de la Península, parece que los expertos coinciden en su
mayoría en que el habla de Sevilla lo nutrió de base, aunque, como
en todo, lo que más interesante resulta es la interrelación e
influencia que se ha producido entre uno y otro a posteriori.
Entre
las diferencias de la norma sevillana y la variedad americana destaca
el tan característico seseo, fenómeno que se identificó desde el
primer momento con el habla urbana de Sevilla y adquirió un enorme
nivel lingüístico, aunque en lo que marcó fundamentalmente la
diferencia del idioma español de Sevilla fue en la voz, la
entonación, el ritmo, el léxico. Así, no se diferenció demasiado
en la morfología, ya que la sintaxis no experimentó importantes
cambios.
En
definitiva, el hecho de definir al habla andaluz y, en el caso que
nos ocupa, el sevillano, como una lengua castellana mal hablada, es
fruto de un problema de perspectiva, ya que muchos expertos
consideran que simplemente es una forma diferente de hablarla.
Fuente:
Artículo publicado en el Sitio Web elcastellano.org el día
15/09/2016; escrito por Sra. Patricia Delgado.
Fuente de imagen:
http://blogs.ua.es/rutascomercialesmodernas/2011/01/10/instituciones-comerciales-espanolas/
Luisem.-
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