Antes
de que los idiomas francés y flamenco se impusieran como idiomas en
Bélgica, existía ya el valón; una lengua mayoritaria en el sur del
mencionado país, hoy, es hablada por tan solo el 10 % de la
población en la misma región, a tal punto que está a punto de
desaparecer.
Los
orígenes del valón se remontan a la Edad Media, pero los estudiosos
no pueden precisar el momento de su nacimiento porque durante siglos
fue una lengua solo hablada, careciendo de escritura, por lo que no
quedan por tanto pruebas de su antigüedad.
En
el siglo XVI el idioma francés se impuso en Valonia: "Nobles y
burgueses lo preferían, porque era lo que se hablaba en la corte y
lo que, en consecuencia, podía acercarles a los favores del rey de
Francia", indicó Sr. Baptiste Frankinet. Fue así como el valón
quedó relegado a "idioma de la gente vulgar" e inició una
decadencia de siglos.
En
el XIX con la irrupción de las ideas del Romanticismo, que promovían
la recuperación de las tradiciones y de la identidad nacional,
experimentó una nueva, aunque breve, "edad de oro".
Se
popularizó en ámbitos como en teatro costumbrista en valón, se
escribió poesía e incluso ópera, que en algunos casos alcanzó
gran éxito, "porque el público se reconocía en el habla de
los personajes", rememoró Sr. Baptiste Frankinet.
Lamentablemente
este esplendor duró poco: entrado el siglo XX, el valón desapareció
de la vida pública, y quedó relegado a las áreas rurales.
"A
principios del siglo XX, en las escuelas se castigaba a los niños
por hablar valón, ya que se imponía hacerlo en francés parisino",
dijo Sr. Baptiste Frankinet, de la Biblioteca de los Dialectos de
Valonia.
"Se
decía por aquel entonces que era un idioma de criadas y que, si se
quería llegar a algo en la vida, había que aprender francés",
continuó el experto, a su vez, precisó que el idioma valón es
perteneciente al grupo de lenguas románicas septentrional, de la
misma rama que el francés, y que se habla en las provincias del sur
de Bélgica.
Lo
triste es que los padres dejaron de dirigirse a sus hijos en la que
era su lengua madre desde hacía siglos y se rompió la transmisión
entre generaciones, acción clave para la supervivencia de cualquier
idioma. Hace un siglo lo hablaba el 80% de la población y hoy apenas
200.000 personas lo conocen, esta afirmación es según estimaciones
de la Biblioteca de los Dialectos de Valonia, ya que no existen
estudios precisos al respecto.
"El
problema es que muchos lo consideran inútil, y eso constituye un
peligro para su supervivencia", "Los jóvenes no aprenden
el valón de sus padres, que lo desconocen, sino de sus abuelos",
señaló Frankinet, de 29 años.
En
la actualidad, lo utilizan ancianos y gente del campo, porque en el
marco rural, al contrario que en las ciudades, no hubo
"estigmatización cultural".
Actualmente
alrededor de 200 personas trabajan por la recuperación de la lengua:
grupos de teatro, de música, escritores, hay cursos privados a los
que asisten algunos centenares de alumnos, existe incluso una
Wikipedia valona.
Sin
embargo, éstas son iniciativas marginales, y la lengua sigue siendo
muy minoritaria, reconoció Sr. Frankinet.
Por
otra parte, La Biblioteca de los Dialectos de Valonia es hoy el
último santuario del patrimonio lingüístico del sur de Bélgica, y
al estar excluido de la enseñanza pública, el valón está "en
grave riesgo" de desaparecer en un par de generaciones.
En
su archivo se conservan 35.000 libros en valón, 200 revistas
-actualmente siguen publicándose quince en esta lengua-, 500
documentos sonoros y audiovisuales, y carteles.
"Nuestro
primer objetivo es conservar todo lo escrito en valón y en otros
dialectos belgas", explicó Sr. Frankinet, "y el segundo,
promoverlos", para lo que organizan excursiones de escuelas y
actividades infantiles.
El
Museo de la Vida Valona, en el que se integra la biblioteca, tiene
50.000 visitas anuales.
A
la pregunta de si existe un lugar para el valón en el futuro,
Frankinet responde: "Espero que sí, porque, como pasa con todos
los idiomas, con él te expresas de una manera única, desde el
corazón. Sería triste que desapareciese".
Al
igual que valón, otros dialectos belgas se enfrentan a su posible
extinción en unas pocas generaciones: el champañés, el picardo y
el gaumés.
Fuente:
elcastellano.org /// 19/10/2015 (José Miguel Vilar-Bou)
Luisem.-
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