19.10.16

Cuando en América se hablaba sevillano.

En un interesante artículo periodístico se señala que expertos puntualizan que el habla de la ciudad más importante de España, en el siglo XVI, pudo haber dado origen al castellano latino que, posteriormente continuó extendiéndose y ramificándose.
Aun aceptando que la influencia del habla sevillano sobre el español de América ha provocado (y lo seguirá haciendo) cierta polémica siempre, ya que en la actualidad es difícil negarla, de hecho, parece que hay los suficientes indicios como para afirmar que, desde una perspectiva histórica, es la norma lingüística sevillana la que se extiende a América y no otra.
La justificación a esta aseveración se basa en la enorme relevancia política, comercial, económica y cultural de la que disfrutaba la ciudad de Sevilla en aquel momento (especialmente en el siglo XVI, cuando era la ciudad peninsular más importante de España), ya que dio lugar a que sus usos lingüísticos adquirieran una gran reputación y propiciara la expansión de una lengua española renovadora y con mayor empuje social.
Respecto a ello, incluso, hay autores que se atreven a afirmar que la diversidad de normas que posee el idioma español se reducen únicamente a dos: la castellana y la sevillana y, es precisamente ésta última la que viaja al otro lado del Océano Atlántico, ya que la ciudad de Sevilla tenía el privilegio de ser puerto de entrada y salida hacia los territorios americanos.
Incluso, por una cuestión demográfica, ya que la mayoría de los colonos que viajaban al Nuevo Mundo provenían de la ciudad de Sevilla y de otras partes de Andalucía, aunque a su vez, a pesar de proceder de otras ciudades del resto de España, pasaban un largo tiempo en la ciudad sevillana antes de embarcar hacia tierras americanas, por lo que adquirir el acento les resultaba prácticamente inevitable.
Lo cierto es que más allá de polémicas suscitadas alrededor de este tema y, más sobre la teoría andalucista aparte, lo que parece claro es que tanto la conquista como la población de América se harían (al menos en un primer momento y en su mayoría) en “castellano sevillano”, con las facilidades y ventajas articulatorias que conllevaba, en una época en la que el prestigio de Sevilla no tenía competencia.
Aunque, lógicamente, en América se fueron introduciendo lentamente con el correr del tiempo sus propias variables lingüísticas que han hecho que, a día de hoy, resulte (en muchos aspectos) diferente al idioma español de la Península, parece que los expertos coinciden en su mayoría en que el habla de Sevilla lo nutrió de base, aunque, como en todo, lo que más interesante resulta es la interrelación e influencia que se ha producido entre uno y otro a posteriori.
Entre las diferencias de la norma sevillana y la variedad americana destaca el tan característico seseo, fenómeno que se identificó desde el primer momento con el habla urbana de Sevilla y adquirió un enorme nivel lingüístico, aunque en lo que marcó fundamentalmente la diferencia del idioma español de Sevilla fue en la voz, la entonación, el ritmo, el léxico. Así, no se diferenció demasiado en la morfología, ya que la sintaxis no experimentó importantes cambios.
En definitiva, el hecho de definir al habla andaluz y, en el caso que nos ocupa, el sevillano, como una lengua castellana mal hablada, es fruto de un problema de perspectiva, ya que muchos expertos consideran que simplemente es una forma diferente de hablarla.
Fuente: Artículo publicado en el Sitio Web elcastellano.org el día 15/09/2016; escrito por Sra. Patricia Delgado.
Fuente de imagen:
http://blogs.ua.es/rutascomercialesmodernas/2011/01/10/instituciones-comerciales-espanolas/

 Luisem.-

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